Muchas han sido las bibliotecas que he visitado, la mayoría como es lógico en Valencia. Empezando por las facultades de Medicina, Filosofía y Psicología, Historia, la biblioteca del campus de Los Naranjos, la biblioteca del Hospital, las escuelas de Telecomunicaciones, Industriales, Arquitectura Técnica, la E.U.I.T.I., Caminos, Informática y la biblioteca general de la U.P.V. dónde he pasado la mayor parte del tiempo.
Ahora estando en el Reino Unido no he cambiado este hábito de visitar bibliotecas, primero fueron las bibliotecas de la universidad de Bristol y ahora que oficialmente no soy alumno Erasmus estoy yendo a la Biblioteca municipal.
Es un edificio antiguo de grandes salas y altos techos abovedados, las paredes están repletas de estanterías forradas con libros de todas las formas y colores. En el primer piso hay una serie de mesas corridas como grandes pupitres cuyos escritorios están forrados de cuero. Todo esta imbuido de un aire escolástico que hace suponer que este edifico ha sido biblioteca por muchos siglos.
Una de las cosas que más llaman la atención son los numerosos carteles avisando al visitante de la existencia de cacos en el edifico. Es curiosa la afición que parece tener los británicos por las advertencias. Estos carteles de la biblioteca, en concreto, hacen que el lector empiece a mirar con recelo al resto de las personas de la sala tratando de distinguir al ladrón potencial del inocente usuario. De esta forma uno empieza a darse cuenta de la clientela que suele frecuentar la biblioteca de College Green.
Personajes de vestimenta descuidada, avanzada edad, mirada perdida y aparente devoción por las lecturas seleccionadas. No suelen estar en un mismo sitio durante mucho tiempo y normalmente a lo largo de su estancia alguna palabra medio articulada se escapa de sus labios.
Cómo ya he dicho antes las bibliotecas no son algo desconocido para mí así que estoy acostumbrado a esta serie de personajes. Pese a esto reconozco que estoy sorprendido de la cantidad de ellos que visita la biblioteca de College Green. Supongo que al igual que sus equivalentes ibéricos estos buscan una extraña mezcla de compañía y anonimato. Estando sentado en una biblioteca uno es capaz de sentirse acompañado estando más solo que la una. Uno es capaz de centrarse en la nada sin despertar sospechas ni ser preguntado sobre sus intenciones.
A lo mejor la alta densidad de estos personajes en la biblioteca de College Green se debe a la ubicación del emplazamiento en pleno centro de la ciudad, esto es, por llamarlo de algún modo la biblioteca tendría un "efecto sumidero". Otra posible explicación este relacionada con el hecho de que en Bristol hay menos lugares abiertos al público de forma gratuita que en Valencia.
La verdad es que es algo curioso y creo que hasta un poco preocupante que estos personajes encuentren la biblioteca un sitio tan útil como me lo pueda parecer a mi.
2 comentarios:
Hola Jorge.
He entrado por casualidad en tu blog y he leido "LUNÁTICOS" y quería decirte que me ha encantado tu reflexión.
Por Valencia todo como siempre: unos estudiando en la biblio y otros trabajando. El verano se acaba.
Un beso: Laura
Gracias Laura!!
Mañana (día 27)vuelo para Valencia a ver si nos vemos... un besazo
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